Nombre que recibe este lugar en 1889 en homenaje a aquel inmigrante escocés llamado José Norman Drysdale quien tuvo la visión de desarrollar una colonia agrícola en estas 10.000has que había comprado.
El fin era constituir un pueblo alrededor de la estación del ferrocarril del Oeste y así organizar un poblado donde la producción sea motor de progresión, con ayuda de este medio el crecimiento del mismo lo iba a convertir en un lugar con excelentes condiciones para trabajar, constituir una familia y tener un hogar.
Con casas de adobe y techos de chapas, calles de tierra, sin veredas. Un solar baldío era la plaza donde los chicos jugaban y se cruzaban con alguna lagartija que había elegido ese lugar como su casa.
En la actual esquina de San Martín y Rivadavia se levantó la primera casa de material, allí el “negro” Gerónimo tuvo el primer horno para hacer ladrillos. Y de pronto se convirtió en la primera Municipalidad, hasta 1911.
La Colonia fue creciendo a pasos firmes, escuela, Sociedades de Socorros Mutuos, española, italiana y francesa, Correo Postal, Comisaría, fueron los primeros edificios que se pueden destacar además de la importancia que tenía la estación de ferrocarril para la vida de esta población formada por tantas familias de inmigrantes que hicieron del trabajo, la esencia de nuestro pueblo.
“El piloto de tormentas”
Carlos Pellegrini, nació en Buenos Aires el 11 de octubre de 1846.
En su casa y tendiendo a sus padres como maestros, aprendió a leer, a escribir e incursionó los primeros pasos en el francés y el inglés.
Se incorporó a la Facultad de Derecho, aunque dos años después dejó sus estudios para sumarse al ejército y combatir en la Guerra del Paraguay, donde se destacó en una importante actuación en la Batalla de Tuyutí. Su vida militar se vio truncada después de varias batallas al caer enfermo debiendo abandonar definitivamente el ejército.
En 1871, se casó con Carolina Lagos García, la compañera de toda su vida, con quien no tuvo hijos.
En 1872, fue elegido como legislador provincial en Buenos Aires y en 1873 llegó al Congreso como Diputado Nacional.
Se destacó por su excelente oratoria y claridad de conceptos.
Partidario de la libertad de enseñanza poniendo como ejemplo, al igual que Sarmiento, al modelo norteamericano.
Desde su banca retomó el proyecto de su padre de construir el puerto de Buenos Aires, adoptando el proyecto del ingeniero Eduardo Madero, con financiación y técnicos británicos. Nueve años después, inauguró el puerto de la capital.
En 1883, junto a un grupo de amigos apasionados como él por las carreras de caballos, entre los que estaba Miguel Cané, fundó el Jockey Club. Según Pellegrini, el Jockey debía ser además un centro cultural y social que contribuyera a refinar los modales y los gustos de la clase dirigente.
En 1890, tras la renuncia de Juárez Celman, Pellegrini pone como condición para asumir la presidencia que un grupo de banqueros, estancieros y comerciantes argentinos suscriban un empréstito de 15 millones de pesos para hacer frente a los vencimientos externos. Cuando reunió este capital, aplicó medidas de austeridad, nacionalizando las obras sanitarias privatizadas por Celman, creó la Caja de Conversión para dar confianza a los inversores y el Banco de la Nación Argentina.
Durante sus dos años de gobierno, pudo sacar al país de la crisis y permitió la realización de elecciones libres en la Capital.
En 1906, fue electo diputado, pero al poco tiempo cayó gravemente enfermo y tras un mes de lenta agonía falleció el 17 de julio de ese año.
En su homenaje, este Distrito lleva su nombre desde el 20 de julio de 1907.
Fue una de las primeras pobladoras y además una de las más importantes para nuestra historia. Este espacio es parte de los terrenos de la familia Del Soldato, Benedicta fue la esposa del Dr. Guillermo del Soldato, quienes tuvieron un papel esencial en nuestra comunidad.
Benedicta, en una carta enviada al párroco Guiaro en 1957, comentaba que: “…a los tres meses de estar en el pueblo se desarrolló una epidemia de viruela, allí mandé la bañera y muchas cosas, sobre todo ropa blanca, para que mi esposo pudiera desempeñarse. Fue él quien pudo conseguir un pedazo de terreno para hacer un galpón de primeros auxilios y con un poco de lo nuestro y otro poco que mandaba mi familia se arregló la situación. Se formó luego la Comisión Pro Hospital y las señoras pusimos nuestra parte…”
Docente, aunque no ejerció su profesión, escultora, muy hábil con trabajos manuales por eso se destacaba en tejidos, bordados, grabados y además enseñaba a quien quisiera aprender de ese oficio.
Siempre preocupada por el progreso de la población, ferviente colaboradora de la Sociedad Española, Escuela N°1, Sociedad Argentina de Socorros Mutuos. Pero algo le sacaba el sueño, era su sueño levantar la Capilla, la cual sería luego la Parroquia Nuestra Señora del Carmen, y para la cual recibió muchas colaboraciones.
Casada con el Dr. Guillermo del Soldato, mujer de gran sensibilidad, madre de siete hijos y a quien se le prometió rendirle homenaje de esta manera, hoy teniendo una Plaza a su nombre.
El delantero apodado “El Pampa” en honor al lugar de su natalicio, un implacable, pellegrinense, taurino, simpático, amiguero en cada rincón donde permanecía, familiero.
Comenzó su carrera en el Club Huracán de su ciudad natal, la misma entidad donde se retiró en 1998.
Pasó por Atlético Macachín de La Pampa y fue observado por la gente de Deportivo Morón que por esos años disputaba el campeonato de Primera B. Transcurría el año 1983.
Gracias a una buena campaña del gallo en un equipo donde sobresalió como una de sus figuras dos años más tarde fue transferido a Independiente. Luego vistió las camisetas de Platense, Gimnasia y Esgrima de La Plata, Lanús, Veracruz de México, Rosario Central, Colón de Santa Fe, entre otros.
Con el “granate” salió campeón del Nacional B en la temporada 1991/92 de la mano de Miguel Ángel Russo, y con el “sabalero” obtuvo el ascenso en 1995 tras imponerse en la final del octogonal a San Martín de Tucumán, en la cual dejó su sello convirtiendo dos tantos en el partido de vuelta disputado en el Cementerio de los Elefantes. En total disputó 62 partidos y convirtió 32 goles que incluyeron los del ansiado retorno a la Primera División.
Para la familia sabalera siempre será su Ángel, para nosotros, los pellegrinenses además de eso… será NUESTRO Pampa, el que siempre estaba con la sonrisa como escudo, la alegría como espada, y su garra como armadura.
Por Ordenanza N°1393/18 esta plaza se denominó “Bomberos Voluntarios de Pellegrini”, en reconocimiento a estas personas que por decisión “han servido, sirven y servirán en las filas de Bomberos Voluntarios, cuyos actos de servicios son permanentes ejemplos de entrega personal en pro del bienestar de sus semejantes”.
Un espacio temático destinado al esparcimiento y aprendizaje de los más pequeños, pensado también para que los adultos tengan un lugar más donde compartir enseñanzas y así fortalecer la buena convivencia.
La Guerra de Malvinas para los argentinos es un hecho que nos sigue doliendo y estará más que grabado en las venas de nuestra historia, porque está escrito con la sangre de nuestros soldados que fueron más que eso. Fueron héroes, esos que no tienen capa, pero sí un coraje inmenso, un amor a la Patria que solamente personas como ellos podían mantener.
Nuestros héroes, esos que no habrá homenaje alguno que pueda ser suficiente, tienen su reconocimiento en este espacio. Es válido destacar el trabajo de alumnos, docentes y directivos de la E.P. N°1 que propusieron imponer el nombre de “Héroes de Malvinas” a este espacio verde, y al acompañamiento del proyecto al Dr. Juan Carlos Pernín, quien fuera el conducto para lograr este objetivo.
Nuestra identidad está basada en inmigrantes que hicieron de esta tierra su lugar, su hogar. Entre el ellos, los españoles, quienes además fundaron la primera Sociedad de Socorros Mutuos Drysdale en este lugar.
Un reconocimiento a ellos, a los fundadores y sus descendientes que con tanto esfuerzo y trabajo hicieron crecer a la localidad, participando activamente en cada actividad, creyendo orgullosamente que esa era la manera de lograr el desarrollo y el buen vivir en esta, su tierra elegida.
Por solicitud de la comisión de la Sociedad Italiana Vita Nuova se logra la imposición del nombre a este espacio verde que destaca la labor invaluable de los inmigrantes italianos y sus descendientes quienes hasta en la actualidad siguen bregando por mantener su identidad en este pueblo del que ellos son parte desde los inicios fundacionales.
Muchos fueron los inmigrantes que pusieron manos a la obra para la creación de lo que fuera la Colonia Drysdale. En 1912, los italianos pudieron levantar la primera parte del edificio de la Sociedad Italiana de Socorros Mutuos, un espacio de encuentros, de contención, administrativo y social.
La sangre tana, propulsora de trabajo, no ha dejado de hacerlo desde sus inicios, los descendientes y adoptantes de este territorio se fueron uniendo bajo su bandera y uniendo esfuerzos para realizar actividades, especialmente ligadas a la gastronomía para poder solventar los gastos de la institución y su mejora permanente.
Con un edificio centenario, puesto en valor en el 2017, la Sociedad Italiana se convirtió en un espacio cultural destacado en Pellegrini.
Este espacio que hoy se encuentra urbanizado, constaba de casi 5 hectáreas que fueron utilizadas por 40 años para el desarrollo de una feria de remates de hacienda.
En 1938 nacía Caracoche Hnos., una firma encabezada por Dn. Roberto Caracoche que era el referente de este lugar, y a quienes sus empleados recuerdan con mucho respeto y admiración.
La Feria de Caracoche, era el lugar donde se realizaban los remates de las haciendas que en sus inicios eran trasladadas por arreo a los más de 70 corrales que se habían construido en el lugar, además del tanque y el molino existente, esenciales para el abastecimiento de agua.
De recibir 200 animales hasta llegar a rematar 1500 cabezas en una jornada que iniciaba muy temprano con el encierre gracias al trabajo de los empleados que eran contratados para ese evento, además del plantel permanente, y terminaba por la noche cuando Dn. Roberto entregaba el último recibo de la actividad.
Encima de su carro tirado por caballos, Dn. Roberto iba con su libreta en mano y utilizando su puño como martillo, golpeaba sobre la anotación realizada inmediatamente después de efectuada la acción de compra-venta. Generoso con sus empleados y con los chacareros que confiaban en su trabajo, siempre garantizaba a los “suyos” lo que le correspondía.
En homenaje a una actividad económica muy importante para el Distrito y las personas que formaron parte de la misma, es que se elige este nombre para esta Plaza.